El conjunto de sorpresas que presentó este año 2020, como defunciones y contagios a causa de la pandemia, confinamiento y desconfinamiento con varias modalidades, formas improvisadas de virtualidad en la educación, deslizamiento del costo de las tecnologías del gobierno hacia la población, escenarios “de alerta roja” ante la atención médica y más ampliamente, la aplicación de normativas más exigentes para la salud de la población; todo ello nos hace reflexionar sobre un aspecto del quehacer académico, aquel que corresponde a la publicación científica.
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